En Asturias, tradicionalmente las casas contaban con su propio recinto para el ganado apícola: el cortín. Son construcciones de piedra que evitaban la entrada de animales que pudiesen dañar la colmenas: jabalíes, lobos, corzos… y osos.
El oso es uno de los principales peligros para el apicultor en el suroccidente de Asturias. Los cortinos fueron construídos en tiempos ancestrales, con el fin de proteger al ganado frente al oso. Eran construcciones circulares, cuyos muros estaban rematados por piedras que sobresalían, para evitar que los osos trepasen y accediesen al interior.
Las colmenas se colocan con cierta elevación, para evitar la humedad y favorecer el vuelo libre de las abejas.